Nota biográfica

El escultor Subirachs modelando.<br><i style='font-size:0.5 em;'>Fotografía de Joan Iriarte.</i>

El escultor Subirachs modelando.
Fotografía de Joan Iriarte.

Nota biográfica

JOSEP MARIA SUBIRACHS SITJAR nace el 11 de marzo de 1927 en Barcelona. De los nueve a los doce años vive los trágicos acontecimientos que provocan la Guerra Civil Española, la derrota republicana de 1939 y el inicio de la dictadura franquista.

Subirachs retocando una de sus obras.<br/><i>Fotografía de Joan Iriarte</i>Subirachs retocando una de sus obras.
Fotografía de Joan Iriarte

Hijo de una familia de clase obrera establecida en el barrio del Poblenou, la precaria situación económica que sufre durante la posguerra le obliga a renunciar a cursar estudios de arquitectura y, con catorce años, empieza a trabajar en el taller de un dorador aficionado a la escultura. En esta misma época ya modela figuras de barro que cuece en el horno de una tejería. De 1942 a 1947 trabaja como aprendiz con el escultor Enric Monjo, en cuyo taller adquiere conocimientos técnicos. Pero quien ejerce sobre él un profundo magisterio es, en realidad, Enric Casanovas, con quien trabaja durante un período breve porque, desgraciadamente, el escultor novecentista muere en enero de 1948, unos meses después de que Subirachs entrara como colaborador en su taller. La influencia de Casanovas se hace patente en las obras primerizas del joven escultor, aunque la estilización de las figuras que muestra en su primera exposición individual, celebrada en 1948 en Barcelona, ya apunta hacia la que será su etapa expresionista.

El expresionismo de Subirachs es más formal que conceptual y se aprecia, sobre todo, en los cuerpos angulosos de canon distorsionado y en el tratamiento de las texturas, cuando incorpora el grattage, no dejando nunca lisas las superficies, haciéndolas rugosas, ásperas, para acentuar la capacidad expresiva de la materia.

En 1950 Subirachs funda, junto con los escultores Francesc Torres Monsó y Martí Sabé y los pintores Esther Boix, Ricard Creus y Joaquim Datzira, el grupo Postectura, que se presenta con una exposición y un manifiesto en las Galeries Laietanes de Barcelona. Al año siguiente el Cercle Maillol del Instituto Francés le concede una beca para ampliar estudios en París, donde entra en contacto con las últimas vanguardias europeas y se entusiasma al descubrir la obra del escultor británico Henry Moore. Por otra parte, su participación en el II Salón de Octubre, celebrado en Barcelona en 1949, le sirve para obtener el reconocimiento público y hasta el año 1957 participa en este salón ininterrumpidamente. Es precisamente en el Salón de Octubre donde el pintor belga Luc Peire descubre y se interesa por la obra de Subirachs y le invita a trasladarse a Bélgica, donde el escultor catalán vive y trabaja de 1954 a 1956 y realiza exposiciones tanto individuales como colectivas en Bruselas, Brujas, Knokke y en la Bienal de Amberes de 1955. Es a partir de este momento, al percibir que tiene posibilidades de poder vivir de su obra, cuando se convierte en un escultor profesional.

Del expresionismo deriva hacia la abstracción, en un proceso hacia un estilo personal que, hacia finales de los años cincuenta, lo lleva a interesarse por el hierro. En esta misma época trabaja con otros materiales: piedra, bronce, cobre, hormigón, fibrocemento, gres, madera... tratando de resaltar de cada uno de ellos las cualidades plásticas de sus variadas estructuras, colores y texturas.

Entre 1957 y 1960 Subirachs inicia su importante aportación al campo de la escultura pública. Concretamente en el año 1957 se instala Forma 212, la primera obra abstracta emplazada en un espacio público de Barcelona; al año siguiente se coloca en la fachada de la facultad de derecho de la Universitat de Barcelona el relieve Las tablas de la ley, realizado en colaboración con el ceramista Antoni Cumella, y en 1960 provoca apasionadas polémicas con la obra Evocación marinera, situada en el barrio de la Barceloneta. Durante este mismo período trabaja en el santuario de la Virgen del Camino, inaugurado en 1961 en León, donde realiza las trece monumentales figuras de bronce de la fachada, cuatro puertas también de bronce y diversos elementos para el interior del templo. Este conjunto monumental, culminación de la etapa expresionista del escultor, ha sido considerado un hito en la renovación artística española del siglo XX.

En plena experimentación con el lenguaje abstracto, Subirachs inicia la etapa que J. Corredor-Matheos calificó como de las «penetraciones y las tensiones», con cuñas y calces encajados entre sí y tirantes y tornillos de hierro como elementos plásticos más habituales. Hacia 1965 se propone dotar a su obra de más elementos comunicativos y con este objetivo opta por una nueva figuración. No obstante, no se trata de una figuración representativa, sino de una figuración significativa que se caracteriza por la introducción de recursos plásticos como los perfiles corridos, las molduras, las formas torneadas y elementos clásicos como hornacinas, capiteles, cariátides y balaustradas y, a partir de principios de los años setenta, por la incorporación de fragmentos pictóricos de técnica realista. También es la etapa en la que consolida el análisis de las dualidades y de las oposiciones: horizontal y vertical, positivo y negativo, masculino y femenino, espacio y tiempo, vida y muerte, a la vez que va incorporando una serie de elementos simbólicos como la Torre de Babel, el laberinto, el obelisco falo, el árbol pubis, la escalera del entendimiento, la cinta de Möbius y otros que configurarán el universo iconográfico que define singularmente su obra.

En 1986 Subirachs recibe un encargo de extraordinarias proporciones, la realización de los grupos escultóricos de la fachada de la Pasión del templo de la Sagrada Família de Barcelona, la obra emblemática del genial arquitecto Antoni Gaudí. Subirachs dedica casi veinte años (1987-2005) al conjunto, que podría considerarse síntesis y culminación de su carrera escultórica, integrado por más de un centenar de figuras esculpidas en piedra y cuatro puertas de bronce. Para representar los dos últimos días de la vida de Jesús recupera el expresionismo figurativo, buscando el efecto dramático que el tema requería, pero cuando el escultor trabaja con mayor libertad, en la intimidad de su taller y al margen del encargo mencionado, consigue plasmar su alto dominio de la técnica, su gran escrupulosidad formal y su bagaje cultural con creaciones de concepción profundamente metafísica.

Artista polifacético, Subirachs no sólo se ha expresado mediante la creación tridimensional, sino también gracias a otras técnicas como la pintura, el dibujo, la obra gráfica (aguafuerte, punta seca, serigrafía y litografía), el tapiz, la ilustración de libros, la acuñación de medallas y el diseño de joyas y de elementos utilitarios.

Además de una notable proyección internacional, con numerosas exposiciones celebradas y obras emplazadas en ciudades y colecciones de todo el mundo, cabe destacar la presencia de su producción en cualquier parte de Catalunya, con diversas obras monumentales.

Durante los últimos años de su vida, Josep Maria Subirachs no se pudo dedicar activamente al arte a causa de una enfermedad neurodegenerativa. Murió en Barcelona el día siete de abril del año 2014 a la edad de ochenta y siete años.

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