Gran parte de la obra de Subirachs está situada en espacios públicos, sobre todo en Cataluña, aunque también encontramos obra alrededor del mundo. Si bien la mayoría son obras realizadas por encargo, todas ellas son representativas de una estética o de una técnica subiraquianas. Proponemos una serie de itinerarios con la voluntad de que sea el propio espectador quien elija según la ruta que más le convenga o según las obras que más le interesen.
SUBIRACHS. OBRA EN ESPACIOS PÚBLICOS
"El arte sin espectador no tiene razón de ser ", afirma Subirachs. Y añade: "El arte debe ser para todo el mundo y, por lo tanto, lo mejor es que esté emplazado en espacios públicos. El artista tiene que querer comunicarse con el máximo de gente, sin que eso tenga que rebajar la calidad de la obra".
La obra situada en espacios públicos necesariamente acostumbra a ser de encargo y en el conjunto de la producción que Subirachs ha creado en más de medio siglo de actividad artística, la obra de encargo constituye una parte especialmente significativa porque sintetiza toda su trayectoria profesional.
El recorrido por todo este conjunto de obras no sólo nos muestra la evolución estilística de su creador, sino que también nos descubre que las tipologías, los materiales y las técnicas escogidas en cada caso han sido muy meditadas, ya que el escultor dedica la misma atención a una obra aparentemente sencilla que a una obra monumental. Para el artista no hay artes mayores ni artes menores, porque aquello que realmente considera importante es que la obra esté bien pensada, bien realizada, bien conseguida.
Desde un pasamano a una fachada, desde una lápida a una puerta, desde un plafón a un friso, desde un busto a un monumento conmemorativo, cada intervención es atendida con el máximo de rigor, tanto en su parte material como en la conceptual.
Teniendo en cuenta que el encargo ha sido durante toda la historia del arte el principal motor de la creación artística, hay quien cree que cuando el artista atiende un encargo, sea institucional o privado, ve limitada su creatividad por los condicionamientos que puede imponer el cliente. De hecho, la obra de arte nunca es absolutamente libre, porque el hombre trabaja en un momento preciso de la historia y, a menudo, en un lugar determinado. El artista tiene que adaptar su obra a un emplazamiento, tiene que escoger el material de acuerdo con un presupuesto y previendo su deterioro, tiene que pensar en el destinatario e, incluso, se le pide un tema determinado. Su libertad radica en escoger la mejor solución posible, el más de acuerdo consigo mismo. Aparte del tema, otro de los condicionamientos es forzosamente la ubicación donde se destina la obra. "Es preciso acertar el emplazamiento porque entonces la obra crea un punto de referencia y genera un entorno. Una escultura bien colocada da la proporción de las cosas, engrandece el espacio. Hace, por ejemplo, que una plaza sea plenamente un lugar urbano."